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"(El círculo al final de la clase) “deja de ser el rito final de la clase de danza para transformarse en el momento donde la clase fija su información en el cerebro y en el corazón.”
Quien te enseña sobre tu cuerpo entra en la categoría de amor universal, algo así como el Nobel del amor. Eso queda grabado y mueve mi vida literalmente. Esas lecciones han educado mi día a día y mi largo plazo. Me hacen querer envejecer autovalente, bailar libre, libre, libre.
(...)
Mientras más temprana y lenta mejor calidad de vida, mejor comprendemos a los otros, esos otros que también son yo -porque somos parte de un cuerpo más grande, la Tierra y esta a su vez, de otro cuerpo más grande, el Sistema Solar ... = ∞ -, como células de un mismo órgano tú, yo y los otros que no son otros.
De todas las artes, la danza es en la que se entrecruzan más diversidades, al menos a mi me parece que es así: La más integradora de todas las artes, la más venusina.
La danza me ha permitido compartir lo que me es imposible poner en palabras. Aunque tú lo haces estupendamente con tu “periferear” y "laboratear”(...)
Me pregunto qué arte expresa de forma tan tangible las emociones. En la danza no sólo se sienten, se Comparten! Y no es sólo el rito del movimiento, la danza tiene más de un rito. Hay uno en particular que ha llamado mi atención por su simpleza, quizás para los que han crecido cerca de la danza sea obvio e importante, pero invisible por repetición. Y es ese círculo donde se instala la conversación al final de la clase, del ensayo. Esto no se usa sistemáticamente en fotografía, cine, pintura o escultura, ni en otras artes más multimediales,no se usa como sistema en nuestras relaciones humanas, WTF!?...Y esa conversación final hace una diferencia enorme! Esa conversación en círculo me hace pensar en una fuente donde todos nos acercamos con la sed de la experiencia que acabamos de tener. Al compartir en el momento, hacemos brotar agua que calma la sed de nuestros movimientos “imperfectos”, de habilidades que queremos desarrollar y creemos que no podemos, del cuestionamiento interno.
Cada profesor y director tiene una forma de guiar esta “fontana”. Tu fontana, aún más particularmente que otras, tiene la gracia de seguir bailando, deja de ser el rito final de la clase de danza para transformarse en el momento donde la clase fija su información en el cerebro y en el corazón. Hasta experiencias de la vida cotidiana van desfilando interna y calladamente a beber de la fuente y se van transformando en epifanías de vida.
Hoy he visto a Carmen Beuchat en una sala repleta de personas de todas las edades en un clima de intimidad/complicidad, como sólo la danza logra hacerlo.(...)
Me hizo pensar en los logros que se acumulan de a pequeños pasos y que se ven tan grandes al cabo de un tiempo, esto es muy BC Maitri. Pensé en qué hubiera sucedido si ella hubiera conservado más registros y más vivos, como los tuyos.
Me hizo pensar en los sonidos y particularmente en tus instrucciones de alineación o para sentir el peso de los brazos; los vídeos que tus alumnos hemos grabado; las notas que escribes al final de las clases, las fotografías.
Me imaginé en un grupo de 50 maitritos tomándonos por asalto el parque bicentenario para una práctica un día de primavera en el espacio público, llevar ballet lejos de las tablas del Municipal al más puro estilo chileno de los 60, un poco inspirada por lo que me dijo hoy Carmen “... una relación sólo con el espacio, no pierdas eso, porque se pierde a veces se pierde con los ensayos, se pierde con la vergüenza. No tengas vergüenza. Los bailarines y coreógrafos no deben tener vergüenza nunca, de nada.”
Durante toda mi estancia en la sala, la idea de verte exponiendo sobre el BC MAITRI nunca me abandonó.
Por todo lo que me has enseñado y me enseñarás MUCHAS MUCHAS GRACIAS